INDIGENISMO Y COLONIAS VERDES
Los que visitan Magallanes y sus cafés y hoteles del casco histórico pueden detenerse a observar la profusión de imágenes y fotografías de indígenas que adornar paredes, vigas y pilares. Con frecuencia son fotografías preparadas por etnógrafos de principios del siglo veinte que ordenaban los cuerpos conforme a sus patrones culturales eurocéntricos. Aclimataban la foto, de una manera parecida a los jardines de aclimatación que se usaban en las capitales metropolitanas para exhibir a los ejemplares indígenas exóticos, con funestas consecuencias; ya se sabe. La mirada colonial de esos años era así. Elegían a su indio, lo capturaban, le armaban un relato, lo ‘inmortalizaban’ en recuerdos fotográficos o, simplemente, se lo llevaban a recorrer el Mundo para mostrarlo como un patrimonio de su captor y una rareza digna de observar. La historia se repite como farsa. Hoy pasan cosas parecidas, en ritmo digital. Allí el colonialismo tricolor, hoy el colonialismo verde. Desde poco más de u