RELATOS DE VIAJE KAWÉSQAR


Relatos de Viajes Kawésqar

José Tonko P.
josetonko@yahoo.com
FIDE XII

Resumen

Los relatos de viaje kawésqar recientemente recopilados en trabajos de campo como fuente documental etnográfica permiten adentrarnos en aspectos poco conocidos de esta cultura, al tiempo que amplían y corrigen interpretaciones de la literatura etnográfica existente. En este artículo se examina en general el valor de los relatos de viaje para el investigador y en particular los relatos de viaje kawésqar.

Abstract

Kawesqar travel narratives which were recently obtained in field work are a unique ethnographic documentary source that allows us to get acquainted with scarcely known aspects of this culture, as well as they increase and correct the interpretations in the existing ethnographic literature (The corpus allows for the expansion and revision of interpretations in the already existing ethnographic literature) . This article examines, in general, the value of travel narratives for a researcher, and in particular what they contribute (in particular their contribution) to the study of kawesqar culture.

Este trabajo forma parte del Proyecto FONDECYT Nº 1085204 (2008-9) “El relato de viaje en la literatura oral kawésqar”.


INTRODUCCIÓN

Los relatos de viaje se remontan desde la Antigüedad hasta nuestros días, forman parte tanto del acervo cultural occidental como de otros pueblos y constituyen una rica fuente documental acerca de las diferentes culturas en distintos períodos de tiempo. Las formas que revisten los relatos de viaje, asimismo, son variadas: diarios de viaje, crónicas de exploradores, reportajes periodísticos, relatos de turistas, etc. Como medio de trasmisión podemos dividirlo en dos grandes tipos: escritos y orales. Por otro lado, desde el punto de vista del autor y siguiendo a López (2006), se puede señalar al autor testigo, quien narra sus aventuras a partir de su propia experiencia concibiéndose como el protagonista de una gran aventura al adentrarse en territorios no explorados; al autor recopilador, el cual construye su narración a partir de los textos que ha recopilado y, por último al autor ficcionador, que se presenta como novelista y construye una determinada realidad a partir de un trozo de relato o anotaciones segmentadas.

Entre los pueblos ágrafos el relato de viaje oral tiene la función de traspasar conocimiento tanto del entorno geográfico como de las distintas técnicas que se emplean en las formas de vida que tiene un grupo humano, como por ejemplo técnicas de caza y recolección, selección de medicina con base botánica o animal, religiosidad, costumbres y etiqueta, etc. En otras palabras, este tipo de relato en la oralidad constituye, por así decirlo, una enciclopedia viviente, parte de la “biblioteca” o “base de datos” de una determinada comunidad.

Las descripciones que pueden encontrarse en cualquier relato de viaje están determinadas por parte del autor en resaltar ciertos aspectos particulares de un momento dado del quehacer de los miembros de una comunidad. Por otro lado, éste pone de relieve su entorno medioambiental inmediato. El viajero, para relatar sus vivencias, parte de un escenario narrando sus hazañas y sus percepciones sobre cierta realidad social. Como el escenario es tan vasto y amplio, todo lo que visita, lo que observa, es un escenario potencial del cual seleccionará un trozo de ese momento y lo plasmará en su discurso con los detalles que considere necesarios. En términos generales, los relatos de viaje podríamos decir que contienen un sinnúmero de tópicos entre los cuales podemos mencionar la economía, el entorno medioambiental y las interacciones de los individuos en un determinado espacio social.

Uno de los elementos más comunes que se encuentran en un relato de viaje es la descripción bien detallada de los paisajes y terreno en donde se encuentra el viajero. Por ejemplo, si tomamos cualquier relato de viaje como el de Wickiffe W. Walker en el Tíbet, cuando asciende al río Tsnagpo, allí se señala: “Habíamos seguido el curso del río que se abre paso por el Himalaya… El escenario era cada vez más salvaje: las montañas, más altas y abruptas; el río más rápido y furioso… Había árboles por todas partes: en peñascos, rocas y pedregales, y hendidurasdesgarradas y descompuestas, en cualquier resquicio posible para la vegetación” ( Walker, 2000: 17). Aquí el autor realiza una descripción completa y detallada de su entorno medioambiental, resalta detalles del lugar, la configuración completa del terreno y la superposición de los árboles y arbustos. Da a entender que es un reducto salvaje y poco explorado en donde los ríos y los montes permanecen vírgenes, sin la intromisión de la mano del hombre.

A través de los relatos de viaje podemos percibir cuán disímiles son los terrenos que se encuentran esparcidos a lo largo de nuestro planeta. Citamos otro ejemplo, a P.H. Fawcett en su viaje por la cuenca amazónica: “ (…) en el tramo del río había cuantiosas huellas de indios [Guarayos], aunque alejado del río, hacia el lado oeste, donde el terrreno era elevado, dado que al este había pantanos que se extendían hasta lacuenca del Madidi” (Fawcett, 2003: 200). Y había “Seis indios [que]pasaron la noche en el banco de arena con nosostros; fueron los únicos miembros de la tribu que vimos a la mañana siguiente. Al parecer, los demás se habían internado en la selva, pues todas las canoas seguían
en su sitio, y el cacique nos había dejado como regalo varios collares de dientes” (ibíd.). En este segmento el autor introduce un elemento nuevo aparte de la descripción del entorno: la presencia del aborigen en su nicho ecológico ambiental. En esta vastedad del terreno pantanoso hay seres humanos que se adaptan, viven y conviven en forma recíproca con su medio ambiente. Este breve trozo al mismo tiempo nos proporciona buena cantidad de información sobre este grupo humano: su medio de
transporte (canoa), sus adornos (collares) y los componentes de éstos (dientes), su organización social (tribu, cacique).

Aunque el propósito del viaje no sea científico, el viajero que registra su periplo refleja su mirada y su propia concepción del mundo, aportando al analista otras esferas de investigación a partir de su discurso, como, por ejemplo, posición propia frente al “otro”: simpatía, rechazo, racismo, etc., como reflejo de la cultura a que pertenece, además de su propio conocimiento o ignorancia de los sitios que visita; su propio bagaje cultural: “¿Qué iba a hacer allí? Sólo estar, realmente: a su manera, la esencia de un tipo de viaje. Ninguna búsqueda zoológica para encontrar una nueva especie de animal o de planta; ningún trabajo de campo antropológico que desarrollar en las remotas aguas de aquellos tristes tropiques; ninguna tribu miserable que evangelizar; ningún año sabático que llenar; ni siquiera una noción de autodescubrimiento, ese viaje inmersivo a ninguna parte de interés. Simplemente unas irresistibles ganas de salir de mi propia cultura, más allá del ámbito del hogar, definitivamente otra parte” (Hamilton-Paterson, 2006: 224).

Como dijimos anteriormente, otro aspecto que se refleja en los relatos de viaje dice relación con la organización social de los grupos humanos. En ninguna parte del mundo el barrio, la comunidad y la sociedad es una simple aglomeración de individuos, sino que estos forman asociaciones compuestas de diversas agrupaciones con secciones claramente delimitadas que se relacionan entre sí de modo organizado. En el relato citado Fawcett señala, por ejemplo: “(…) tras recorrer medio kilómetro, más o menos, encontramos más cabañas, donde nos esperaba el cacique de la tribu”. (ibíd.: 199). De acuerdo
a esta descripción podemos señalar que la comunidad está organizada en estructuras jerárquicas claramente definidas y todos los subsistemas existentes al interior de esta comunidad tienen funciones claramente discernibles, los cuales trabajan en forma recíproca para llevar a buen término todas las actividades propuestas. Las comunidades y/o barrios pueden estar organizados en pequeños grupos y/o cuadrillas y cada grupo o cuadrillas con sus respectivos líderes: “En mi niñez y juventud andábamos en grupos de tres, cuatro o cinco canoas. Cada familia iba en la suya” (Vega, 1995: 16); “(…) cada familia tenía su bote. Salíamos en bote los parientes” ( ibíd.: 19). En este caso se establece claramente que la organización social de este grupo está definida en términos de la estructura familiar y además existe una gran movilidad a través de las áreas marítimas en pequeños grupos.

Otro de los elementos que podemos encontrar en un relato de viaje es el cambio cultural. Empieza con el proceso de innovación, la formación de un nuevo hábito por un solo individuo y que subsecuentemente es aceptado por otros miembros de la comunidad. Al adquirir esta nueva forma de hacer cambia totamente su forma de trabajar y de actuar; en consecuencia, se modifica toda su estructura cognitiva.

La forma de comportamiento del individuo en una determinada realidad social es parte de las expresiones culturales, las cuales se adquieren mediante el aprendizaje acumulativo bajo diversas condiciones sociales y geográficas. En el ámbito kawésqar, Vega (op. cit.) se refiere a este cambio al describir la época de los loberos que recorrían los canales de la Patagonia occidental y la influencia que ejercieron sobre los kawésqar: “En ese tiempo la gente blanca explotaba mucho a las personas allá en Puerto Edén; explotaba por la cuestión del cambio del dinero, el trueque, qué sé yo. Nos pusimos de acuerdo con todos los compañeros para que no nos exploten nunca más, porque habíamos aprendido las mañas en el norte” (Vega, 1995: 75).

El hombre tiene una gran capacidad para aprender y continuamente puede ampliar y corregir sus conocimientos del entorno social y cultural. El hecho de que cada generación ha encontrado los elementos (prácticas culturales) satisfactorios y adaptables, hace que los inculque a la siguiente por medio de la educación, lo cual aumenta la tendencia del éxito cuando se estimule nuevamente en situaciones parecidas. En este sentido, con la repetición del éxito y los resultados que allí emergen, se establecerán como hábitos y pasarán a formar parte del acervo cultural de un determinado pueblo.

Otro de los elementos que permiten advertir cambios existentes en las personas es la religiosidad. El sistema de creencias siempre ha sido un modelo abstracto cuya existencia sólo se puede visualizar mediante conductas pautadas que se establecen en un determinado momento. De este modo, Vega, citando a su entrevistado kawésqar Alberto Achacaz, apunta: “A mí me enseñaron muchas cosas los católicos. El padrecito Torres nos hablaba del hombre malo, del infierno. Nosotros creíamos eso y todavía lo creemos” (Vega, 1995: 121). Aquí la conducta real observable se desvía persistentemente de los hábitos culturales establecidos;el resultado son modificaciones que ocurren en las reglas, creencias y costumbres. De esta manera, se alteran gradualmente los hábitos colectivos y la cultura concuerda mejor con las nuevas normas de la conducta efectiva.

En un relato de viaje también se pueden constatar los cambios ocurridos al interior de la sociedad. Estos cambios son llamados cambios sociales y uno de los elementos más llamativos que perduran en
el tiempo es el sincretismo religioso.

Todo cambio social empieza con la innovación, la formación de un nuevo hábito en el hacer (construir), y si los resultados son satisfactorios, entonces estas prácticas son aceptadas por otros miembros de una comunidad y pasan a formar parte de la cultura. Bajo esta perspectiva del cambio social y citando nuevamente a Carlos Vega vemos la siguiente descripción: “Con las canoas comenzaron los más antiguos y se siguió el mismo tipo de construcción. El primero que hizo una canoa parece que la trabajó con cuero de lobo cosido en forma de bote. ¡Entonces ahí se armó y con esa canoa dicen que andaba! Después llegó la época de las canoas armadas con cáscaras de palo, corteza. ¡Claro que decían que eran más delicadas, pues no se podían varar a tierra! Más tarde construyeron las canoas de palo” ( ibíd.: 20). Aquí se visualizan claramente tres etapas en que han ocurrido los cambios, los cuales están ejemplificados por los distintos tipos de construcciones de las canoas.

En cada una de las etapas podemos inferir que existen momentos de innovación y de experimentación con los materiales de contrucción hasta encontrar materiales fiables y duraderos. En consecuencia, al introducir nuevas prácticas sociales (prácticas laborales, ritos, etc.) se produce una alteración importante en las condiciones de vida de una sociedad. Al modificar completamente los patrones cognitivos de los integrantes de la comunidad, cambia la forma de hacer (construir); ya no se hacen las prácticas como se hacían antes porque quedan obsoletas y esta nueva forma de hacer es mucho mejor que la anterior y además también cambia la forma de pensar; en consecuencia, se modifica completamente el entorno social inmediato.

Un tópico que se repite constantemente en los relatos de viaje es la descripción detallada de la actividad económica de una determinada sociedad. Al interior de la comunidad y de la sociedad en su conjunto existen variadas formas de organización económica; en este sentido nos interesa de sobre manera visualizar a partir de una visión de pluralismo cultural de qué manera están organizados los distintos pueblos existentes en nuestro planeta en lo referente a lo económico.

En la llamada economía moderna los modos de producción y las relaciones de producción son totalmente distintos de los de las sociedades menos desarrolladas (que algunos llaman “primitivas”) ya que en la sociedad occidental se buscan el lucro y ganancias corporativas: “Con el intercambio de mercado, los objetos se compran y se venden con la vista puesta en la maximización del beneficio y el valor viene determinado por la ley de la oferta y la demanda (cuanto más escasas son las cosas, más cuestan y mayor es el número de personas que las desea)” (Kottak, 1994: 175).

Por consiguiente, los relatos de viaje para los estudiosos no son una mera colección de datos y/o descripción de la realidad del otro cultural, sino que conllevan en su sustrato el acervo cultural de un determinado pueblo. Los relatos de viaje no sólo nos brindan el encuentro con el “otro”, sino que además describen los paisajes, la riqueza y las miserias, el hombre actuando en un entorno y sus relaciones con sus congéneres, así como sus encuentros (y desencuentros) con quienes no pertenecen a su grupo. En los contenidos de las narraciones mismas se esconde un aspecto real de la vivencia de un determinado grupo humano en su escenario natural con todas sus flaquezas y debilidades.

En este sentido, los relatos de viaje son una fuente de documentación de enorme relevancia que puede perdurar a través del tiempo y que cualquier investigador sociocultural los puede emplear, analizar en diferentes momentos. Para cualquier experto en el campo de las Ciencias Sociales los contenidos de los relatos de viaje hay que verlos con mucha detención, ya que en cada segmento o párrafo emergerán los conceptos que se encuentran concatenados en las narraciones mismas formando un todo complejo y coherente. Para un antropólogo la riqueza de los relatos de viaje se presenta en las descripciones y las acciones, ya que a través de su estudio se puede visualizar una inmensa gama de conceptos tales como relaciones interpersonales, ritos, la vestimenta, la comida, la religiosidad, etc.

LOS RELATOS DE VIAJE KAWÉSQAR
Territorio

Los relatos de viaje se desarrollan en el entorno geográfico de la llamada Patagonia Occidental desde el Golfo de Penas hasta el Estrecho de Magallanes, que es todo el territorio ancestral kawésqar. Por la conformación natural en que se encuentra el Oceáno Pacífico y la disposición de la cordillera de los Andes y los canales y fiordos intrincados, la división territorial de Este a Oeste y viceversa está dividida en dos grandes bloques:
a) Jáutok, que siempre designa a los canales interiores. Para una separación exacta entre un territorio y otro existe un elemento distintivo. Aparte de la formación de las olas, la configuración de las playas, la conformación de los montes y de los diferentes ecosistemas que existen en esas zonas, sólo hay un elemento que permite separar jáutok de la otra zona, y este es el cochayuyo. A la designación de jáutok confluyen varios elementos que dicen relación con el tipo y característica del terreno y la flora y fauna del sector. En los canales interiores los paisajes y las costas son totalmente diferentes de los sectores cercanos al Oceáno Pacífico; en algunos tramos las costas son abruptas y dan paso a los acantilados que desde el cerro se sumergen en el agua sin dar paso a una pequeña saliente que permita resguardar algún tipo de embarcación. Uno de los ejemplos más claros es el sector oeste del canal Messier desde la entrada de la boca del canal Adalberto por el norte y, por el sur, hasta la entrada de Angostura Inglesa. Por lo general las playas de jáutok son de pedregales y de corta extensión.

b) Málte, que designa a los lugares que están cercanos al Oceáno Pacífico. En este sector la configuración del terreno es distinta de la de jáutok, hay poca selva impenetrable, existen pampas y llanuras de gran extensión donde habita una gran diversidad de pájaros de todos los tamaños. En su mayor parte existen playas de gran extensión compuestas de arenas finas donde la visión se pierde en el horizonte. Hay una gran cantidad de islotes e islas que en todo su contorno están rodeadas de playas de arena. Con respecto a las aguas que bañan estas costas, es muy común encontrar olas de gran tamaño que llegan a la playa con mucha fuerza y vehemencia. A lo largo de la costa y playas de málte,
de acuerdo con la cosmovisión del mundo kawésqar no se puede ingerir alimentos de ningún tipo, pues se considera tabú. Si por cualquier motivo amanece mal tiempo, gran ventarrón que imposibilite cualquier tipo de navegación, los individuos acuden a su bagaje cultural en busca de una explicación lógica y coherente, llegando a la conclusión de que el tabú ha sido roto en forma azarosa (como, por ejemplo, que un perro haya comido algo en la playa); como consecuencia de esos actos, la naturaleza castiga a los humanos, desatando toda su furia.

Sección de la zona “málte” con toponimia kawésqar Aparte de esta designación general que divide el territorio kawésqar en dos partes, existe una extensa toponimia que se puede dividir en tres tipos: (1) nombres que dicen relación con algún accidente geográfico como “canal” (kstái), “bahía” (asé o tqal), “estero” (asé), “puntilla” (jénnak), etc., por ejemplo Arksejókstai que corresponde al canal Grappler; Semkelojénnak que corresponde a la punta Eva, etc. (2) nombres descriptivos de acuerdo a las características del terreno como -jerás “terreno en declive”; -c’éwe “terreno empinado; barranco; acantilado”; -astál “terreno en forma de istmo o istmo”; etc. como Arséksta-jerás; J!s-kæs-jowá-c’éwe; K’iusénkar-astál; etc.

(3) nombres que remiten a alguna cosa que llama la atención o tiene que ver con algún suceso acaecido en el pasado, como K"é-kar-akiá-jennák “Punta palo podrido”; K’iusénkar “La nuca”; Xaána-taqás-ho-jerás “Donde rueda el tronco de helecho”; Jek"ál-c’aféskte “Playa de los líquenes de los ciervos”; Jek"ál-"epákar-jennák “Puntilla donde se matan ciervos”; etc. La mayoría de los nombres de lugares en kawésqar no se pueden traducir, ya que su origen se remonta a un pasado remoto y nadie sabe qué significan ni por qué se llaman así. Junto a la toponimia kawésqar existe una doble nominación para los lugares, de origen no kawésqar: (1) nombres populares chilotes, como “Canal Aceite”; “Puerto Manchana”; “Puerto Susto”; etc. (2) toponimia oficial que aparece en los mapas y cartas de navegación. Sentido económico de los viajes Del examen de los materiales existentes sobre la cultura kawésqar y de las entrevistas realizadas en terreno a los informantes se puede concluir que el sentido de los viajes, tanto en la antigüedad como en la actualidad, siempre tuvo un carácter económico, social y cultural.

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