Declaración Segunda Convención Mujeres Indígena de la Patagonia

DECLARACIÓN
SEGUNDA CONVENCIÓN DE LAS MUJERES INDÍGENAS DE LA PATAGONIA
Punta Arenas, Chile, 5 de septiembre de 2016



Nosotras, mujeres indígenas de la Patagonia, reunidas en nuestra segunda convención, en la ciudad de Punta Arenas, entre los día 3 y 4 de septiembre de 2016, en el marco de la Conmemoración del día Internacional de la Mujer Indígena, reafirmamos nuestro papel fundamental en la reproducción, rescate y sostenibilidad de nuestros pueblos y nuestras culturas.
Somos hijas de nuestras tradiciones y madres de quienes las sostienen y sostendrán en el futuro, creadoras, usuarias, administradoras de los medios de vida de nuestras familias y comunidades; portadoras de nuestros lenguajes y relatos que transmitimos a nuestros descendientes.
Alertadas y empeñadas en los desafíos que nos pone por delante la conciencia y la responsabilidad social en torno al Ser Mujer Indígena, saludamos a todos los pueblos originarios de nuestra región meridional de América y en especial a nuestras hermanas mujeres de estos pueblos y demás pueblos originarios de este continente, a nuestros amigos y aliados, y a quienes nos han acompañado en esta convención.
Confirmamos nuestro derecho a la autodeterminación, tal como se reconoce en el derecho internacional y en el propio derecho chileno, derecho en el cual las mujeres tenemos un rol crucial y en particular como vigilantes y hacedoras del respeto y promoción de los derechos humanos en toda su extensión en y a favor de nuestros pueblos y comunidades y cada uno de sus integrantes.
Recordamos con dolor las experiencias de genocidio que llevaron a la extinción a los primeros pueblos de estos territorios, a la desaparición de su cultura y su apropiación por parte del comercio turístico.
Repudiamos el etnocidio y terrorismo que continúa practicándose al amparo de políticas de la República de Chile y en contra de los pueblos supervivientes, renuente aquélla a implementar efectivamente y de buena fe los derechos de nuestros pueblos.
Rechazamos pasar a formar parte de piezas de museo o decorativas. Nuestras culturas están vivas y como mujeres estamos involucradas en su revitalización y visibilización.
Las mujeres de nuestros pueblos originarios somos víctimas de la violencia de género. Lo hemos sido cuando nuestros hijos nos han sido arrebatados, cuando somos objeto de políticas de planificación familiar que no tienen en cuenta las realidades de nuestros pueblos, comunidades y asociaciones, cuando somos objetos de agresión sexual, cuando sufrimos la violencia intrafamiliar, cuando tenemos la misma preparación educacional y somos discriminadas, cuando pagan menos por igual y mayor cantidad de trabajo.
Exigimos del Estado de Chile la formulación e implementación de una efectiva política que erradique la violencia de género en todas sus formas y, en particular, la violencia de género que sufrimos las mujeres indígenas en cada una de sus manifestaciones.
Las mujeres indígenas presentes en la Patagonia emplazamos y demandamos al Estado a tener espacios culturales y educacionales que se condigan con nuestra cultura y no en un régimen único, que nos violenta y no reconoce la existencia de las distintas culturas que conforman el territorio patagónico y fueguino, que incluso reproduce fuentes de discriminación y menosprecio hacia nuestros pueblos, requieren que retomemos el derecho a la educación de nuestros hijos en nuestras manos, como depositarias y transmisoras de nuestras lenguas y tradiciones, de manera de aplicar una efectiva educación multicultural que reconozca a nuestras distintas culturas y su derecho a ser transmitidas y revitalizadas en las nuevas generaciones.  Esto incluye el derecho que tenemos para que nuestras hijas e hijos accedan a la educación en sus distintos niveles y a la de mejor calidad disponible en el país.
Por el derecho que tenemos al acceso a la salud, en las mejores condiciones que ofrece la tecnología moderna, pero también a practicar la salud tradicional. Los servicios de salud deben contar con unidades especializadas en salud multicultural, en especial en relación a los pueblos y comunidades más amenazados. Es imprescindible que los funcionarios de los servicios de salud comprendan y respeten nuestras costumbres y tradiciones en los espacios hospitalarios y de consulta médica y urgencias, tanto públicos como privados.
Las mujeres indígenas de la Patagonia y de Tierra del Fuego rechazamos toda forma de discriminación, en especial la discriminación que sufrimos en nuestra vida diaria, en el acceso al trabajo y sus prestaciones, y en el uso de los servicios públicos, que se traducen en altas tasas de pobreza; así como en el uso irracional de nuestros territorios y recursos sin considerar nuestros derechos ancestrales sobre ellos y pasando por alto frecuentemente el derecho que tenemos a la consulta previa, justa e informada acerca de las intervenciones proyectadas en ellos, y a la participación en su conservación y administración.
Afirmamos, en ese sentido y de manera rotunda, nuestra voluntad de proteger nuestros territorios y recursos de la voracidad a los que han sido sometidos. Las tierras, mares y aguas continentales, glaciares, espacio atmosférico, y los recursos naturales que existen en ellos son parte constitutiva de nuestras culturas, tanto en su aspecto material como inmaterial, y requieren ser defendidos en beneficio de nuestras actuales y futuras generaciones, y por respeto a nuestros antepasados. En una época de cambio climático rápido y perdida de diversidad biológica es urgente que el Estado de Chile no persista en políticas de explotación inconsulta de nuestros territorios y recursos. En particular, es urgente explicitar mecanismos de gobernanza compartida con las comunidades originarias que residen en áreas silvestres protegidas, de manera de asegurar la sostenibilidad natural y cultural de esas áreas.

Las mujeres indígenas de la Patagonia y Tierra del Fuego finalmente nos aprestamos a asumir mayores responsabilidades sobre nuestro futuro, incluyendo nuestra autodefinición como tales mujeres indígenas y nuestro derecho a la representación de nuestras demandas en el sistema político a través de nuestras propias organizaciones. Ello requiere el urgente reconocimiento constitucional de los pueblos originarios, del carácter multicultural de la República de Chile y del derecho a la representación de nuestros pueblos en ese sistema y de las mujeres indígenas como representantes de nuestras demandas y defensoras y promotoras de nuestros derechos.

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